lunes, 24 de mayo de 2010

TIEMPOS

e
En la aurora de la nostalgia
duermen mis noches sin retorno.
Días de sombras y abedules.
Se escucha el crepitar de unos pasos,
que se alejan al olvido,
acariciando albores de otros sinos.
Los tibios mantos de hojas secas,
acogen la huella de una vida.
Esa que, de tanto vagar,
se hizo la dueña del destino
Haciendo que unas sienes, antes morenas,
ahora, la nieve, tienda su camino.

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